martes, 28 de agosto de 2007

CERRADO POR CLAUSURA....

26 de agosto de 2007: un año más, el Festival se acaba. Esto es como las navidades, el verano o el curso escolar, que cuando acaban te sientes extraño y te falta algo. Pero yo no voy a definir este sentimiento como "síndrome" o "depresión"; dejemos que los psiquiatras emeritenses investiguen y pongan nombre a nuestro mal "festivalero".

Tarde o temprano tenía que llegar, aunque esta vez se ha despedido en el mejor momento. Tras la tempestad de las Lisitratas (sin acento, que me hace gracia) y las cartas al director de "Los Persas" (creo que jamás se habían escrito tantas en la prensa extremeña, al menos en cuanto a temas culturales se refiere), tras la vorágine estival viene la calma señores.

Tímidamente y casi resistiéndose, el Festival nos ha dejado, ha dicho adiós oficialmente sin querer decirlo...y espera con ansia el estío que viene. Parece que siga teniendo ganas de vivir su esplendor nocturno bajo la luna emeritense, en el frons scenae más importante de España, en la mágica alcazaba junto al río Anas.

Pero es el momento de pararse y encender las luces y sombras de esta edición. Como he formado parte del equipo de este año, por lo tanto me siento vinculada a él sin remedio, no creo que sea capaz de hacer un balance objetivo. Pero sí puedo hablar de dos palabras que en mi opinión podrían definir esta LIII edición: descubrimiento y diversidad. El descubrimiento se refiere a la incorporación de nuevos espacios, de nuevos paraísos de cultura que la ciudad de Mérida alberga como ninguna. Ha sido incréible y emocionante descubrir como emeritense y como "hija de arqueólogos" (casi nunca hago referencia a ello) este magnífico lugar que es la alcazaba, que en su día fuera enclave de tres culturas tan determinantes en el desarrollo de la capital extremeña.

Pero claro, el "descubrimiento" puede ser sinónimo a veces de "novato/a" y sí de algo ha pecado esta edición es de eso: falta experiencia en las nuevas líneas de actuación. Cosa lógica por otro lado, si tenemos en cuenta que tan sólo hace un año se ha iniciado nueva etapa. Sea como fuere, ojalá se aproveche esta idea y se potencie. Eso sí, se debería evitar estrenar dos espectáculos en la misma noche; lo ideal sería hacer un plan de programación en el que unas obras y otras no se solaparan.

En cuanto a la diversidad, podemos mencionarla no sólo en cuanto a la programación (funciones teatrales, conciertos, danzas, propuestas artísticas, ciclos de conferencias) sino también diversidad de calidad de los espectáculos. Bajo la temática de las heroínas, Mérida ha acogido en su cita veraniega teatro clásico en estado puro (Orestiada, Troyanas, Antígona) y danza (clásica y flamenca), que han afianzado el éxito que estos dos géneros alcanzan en el público de la capital extremeña. Y además, han tenido cabida espectáculos innovadores y montajes contemporáneos que, en mi opinión, enriquecen un festival de estas características y que no deben obviarse (Los Persas, Compañía do Châpitò, Metamorfosis).


Augusta Emérita resucita de sus cenizas, de su esplendor glorioso, todos los veranos desde 1933. Ni la Guerra Civil (y posterior dictadura) ni las guerras políticas de nuestros días han podido suprimir esta cita veraniega-teatral: la cita con la cultura de Extremadura. Veremos a ver qué pasa en un futuro.

Atrás dejamos noches de teatro (algunas más que otras), de danza, de percusión, de comedia, de drama pasional, de extranjeros y su destierro, de poesía visual..... Todas ellas esconden el arduo trabajo de un equipo formado en su totalidad por más de 500 personas. Ellos son los que hacen que el Festival siga adelante. A todos (y seguro que me faltan miles por nombrar) dedico hoy mis pensamientos: Paco, Gregorio, Sonia, Susana, MJ, Cesar, Carolina, Belen, Jaci, Angel, Pedro, Jr, Sergio y Jaime, Amalio, Mario, Ana, Juan, Pilar, Lourdes, Luismi.....

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